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La infidelidad.
(Parte II)

Por Abigail Bello Gallardo.





Continúo nuestro tema con las siguientes frases célebres:


Errar es humano, perseverar en los errores es diabólico. San Agustìn.

Enseñemos a perdonar; pero enseñemos también a no ofender. Sería más eficiente. José Ingenieros (1877-1925) Filósofo y psicólogo argentino.

Cuando alguien señala a una persona con el dedo, debe recordar que otras tres apuntan sobre él.




En la entrega anterior comentamos que de acuerdo al Diccionario General de la Lengua Española, la Infidelidad es: falta de fidelidad, especialmente en el matrimonio.
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Sin embargo, la infidelidad puede significar la rotura de cualquier compromiso que hayamos tomado libremente y que por cualquier circunstancia hayamos quebrantado.

El tema que nos ocupa ahora, está relacionado más bien con la infidelidad física.

Más allá del drama, del duro golpe a nuestra vanidad, a nuestro ego o a las legítimas ilusiones forjadas en pareja, la infidelidad sexual que se realiza sin la adecuada utilización del preservativo o condón puede traer como consecuencia la transmisión o el contagio de enfermedades, y en ocasiones, a pesar del correcto uso de éste, la transmisión de las enfermedades se produce, a través del contacto de la piel, de la saliva, etc.

Estas enfermedades pueden variar desde las que son dolorosas pero se pueden tratar con antibióticos, antivirales, analgésicos y antiinflamatorios, hasta aquellas enfermedades sexualmente transmitidas que son incurables y / ó mortales.

Entre las principales enfermedades transmitidas por vía sexual se encuentran:

La sífilis, la gonorrea, el chancro, el herpes genital, la tricomoniasis, el Papiloma Humano, la hepatitis B y C, el piojo púbico, la sarna y la infección por VIH que produce el SIDA.

La manera más efectiva de prevenir las infecciones de transmisión sexual es la abstinencia o la monogamia, es decir absoluta fidelidad sexual.

Debido a todo lo anteriormente comentado, se exhorta tener una sola pareja sexual pero si su frágil condición humana o su desinterés por lograrlo no se lo permiten, recomendamos la utilización del preservativo o condón sin excusa ni pretexto, en todos y cada uno de sus encuentros íntimos, para evitar contagiar o transmitir alguna enfermedad a su pareja.

De acuerdo a un reciente y minucioso estudio publicado por la revista en Internet llamada Reporte Índigo, la infidelidad es sólo una causa de las 5 más frecuentes, en el fenómeno del divorcio.

Las personas se divorcian de acuerdo a este estudio por :
Mala comunicación, problemas financieros, falta de tiempo para la pareja, infidelidad o poco sexo y por abuso ya sea mental, emocional, físico o incluso por adicciones.

Las estadísticas no fallan, uno de dos matrimonios se están divorciando.

John Gottman, matemático del Instituto de Massachusetts y psicólogo de la Universidad de Washington concluye en que es la forma en la que pelean las parejas, la que decide si el matrimonio está destinado al divorcio o nó.

Comenta que cuando el nivel de sentimiento negativo, supera al positivo, la relación se debilita o sea que, cuando se siente más sufrimiento o malestar al vivir con la pareja que alegría y tranquilidad, es más seguro el divorcio.Luego, la pareja se empieza a separar emocionalmente, pierden interés por solucionar las cosas, e inician vidas paralelas, viviendo bajo el mismo techo. En muchos casos, este es el momento en el que se inician las aventuras y triángulos amorosos, porque uno o los dos integrantes de la pareja, se sienten solos y buscan atención, cariño y apoyo en alguien más. Según Gottman, una aventura es más un síntoma de un matrimonio moribundo que la causa de la muerte.

El mismo Psicólogo descubrió que la crítica, el desprecio, la evasiva para solucionar problemas y el estar a la defensiva, predicen con mayor probabilidad que un matrimonio termine en divorcio.

Las parejas con crisis o mayor probabilidad de divorciarse, entran a una discusión y la llevan “hasta el final”… no logran detenerla. Las parejas con menor probabilidad de divorcio, detienen o distraen la pelea con frases como: “dame un momento”, “necesito tranquilizarme”, “no quiero seguir discutiendo así”; o bien haciendo comentarios agradables o divertidos. Esto es interesante, ¿no?. Para mayor información favor de buscar la página de internet: http://www.youtube.com/PIENSAbrainmedia.

Por otro lado, recordemos que el apego o encadenamiento necio a una persona, cosa o situación, causa dolor y esclaviza, es más, según algunos estudiosos de la mente y el Espíritu coinciden en que este tipo de sufrimiento puede llevar a enfermedades como el cáncer, la diabetes y otras graves enfermedades. Sin embargo el amor libera, cura, motiva la independencia, el libre albedrío de la pareja y desea sólo el Bien del ser amado.

Tengamos bien presente que cosechamos lo que sembramos y si sembramos infidelidad, celos, desconfianza y egoísmo en nuestra relación de pareja, eso mismo cosecharemos.

Partiendo del hecho cientìfico, apoyado por Físicos Cuánticos, de que se atrae a nuestra vida lo que pensamos con más frecuencia, les invito a disciplinarnos en desear y pensar en una relación de pareja armoniosa y feliz, para que esto sea una realidad palpable.

Es muy importante recordar que a todo el mundo cristiano se le recomienda el perdón de toda ofensa o daño cometido en nuestra contra, sin embargo, si esto no nos es humanamente posible, debemos externarlo a nuestra pareja y llegar a un buen acuerdo, antes que vivir en el infierno del resentimiento, la venganza, la culpa o el odio.

Las Flores de Bach son una terapia alternativa que han demostrado ser un buen auxiliar en el tratamiento de emociones como los celos, la inseguridad, la culpa, la ira y el resentimiento.

Termino con tres frases célebres más:

La primera del gran filosofo y Maestro chino Lao Tsé que dijo:
Por medio de la paciencia no hay nada que no se pueda lograr.


La segunda del escritor y filósofo argentino José Ingenieros que declaró:
No hay perfección sin esfuerzo. Los mediocres jamás cosechan rosas por temor a las espinas.


Y por último la hermosa frase del Escritor y humorista anglo-irlandés Laurence Sterne que enunció:
Solamente aquellos espíritus verdaderamente valerosos saben la manera de perdonar. Un ser vil no perdona nunca porque no está en su naturaleza.